Demasiado independiente

Por el talento y el altísimo nivel académico, Argentina es la gran estrella. Pero según los especialistas, falta capacitación comercial y apoyo financiero. Y también, gente que conozca de oficios.

Desde que Buenos Aires fue elegida como Ciudad de Diseño por la UNESCO, los diseñadores argentinos se volvieron otro orgullo nacional. Marcan el norte de las tendencias en América Latina tanto en arquitectura, como en diseño gráfico, industrial, textil y de indumentaria. "Lo que está pasando no es mágico: hay un contexto que genera un terreno muy fértil. Tenemos uno de los mayores índices de tolerancia y un fuerte acercamiento a la tecnología. Fusionando ambas características surge el talento. Además, la oferta académica es superior a la de París o Milán. Y lo mejor es que cada facultad está fundando su propia escuela. El resultado es claro: son un éxito total", explica el diseñador Gustavo Lento Navarro, que próximamente estará dictando un seminario sobre Universal Sense Searcher y la charla "Hedonistas y Apocalípticos" en el Encuentro Latinoamericano de Diseño 2007.

El prestigioso diseñador brasilero Felipe Taborda, que será invitado de honor en el Encuentro organizado por la UP, comenta que el nivel de interés de los alumnos latinoamericanos es mucho mayor que el de los alumnos europeos o estadounidenses y que no importa cuántos se reciban porque en el mercado siempre habrá espacio para el talento. Corroborando la idea Oscar Echeverría, decano de la Facultad de Diseño y Comunicación de la Universidad de Palermo, informa que la población estudiantil no cesa de crecer. "En este momento hay más de 9 mil cursantes en nuestras aulas. Un 50% son extranjeros, principalmente, de países latinoamericanos y europeos", apunta. Pero por otro lado, aclara que los diseñadores independientes se encuentran todavía con una gran dificultad: aprender a transformar su pasión y creatividad en un emprendimiento económicamente sustentable. Algo que se lograría si, por ejemplo, el gobierno apostara fuertemente al desarrollo de las pequeñas y medianas empresas.

Lento Navarro basa justamente su visión apocalíptica en esas trabas. Explica que si la gran masa de diseñadores no aprende que el diseño es un negocio, que es necesario comercializar los productos y saber proyectarse en el futuro, muchos van a quedar afuera del mercado. "Tiene que reactualizarse en su ser creativo, asociarse con especialistas en comercio, invertir en su educación y lograr una buena calidad de producto. Si superan esa instancia el futuro sigue siendo tan prometedor como el presente", continúa. También sostiene que sin la ayuda del Gobierno el crecimiento no hubiese sido tan rápido ("porque entendieron que detrás de cada diseñador hay varios puestos de trabajo"), pero que los jóvenes diseñadores siguen lidiando con la falta de una economía constante y las altísimas tasas de crédito. "Evidentemente, los latinos tenemos dificultades monetarias y falta de apoyo en políticas culturales. Aunque, pese a eso, se logra el mismo nivel de calidad de producción de cualquier otra parte del mundo. Lógicamente, en los países más desarrollados económicamente las posibilidades son mayores", coincide Taborda.

Por su parte, el diseñador Matías Kirschenbaum explica que la industria avanza pero sólo para los grandes productores, el resto camina a paso lento por falta de financiación de proyectos de desarrollo por parte de las empresas, por falta de planes de crédito del Gobierno y de los bancos. Agrega que otro obstáculo es que difícilmente crezca una sociedad donde hay más caciques que indios. "Faltan personas capacitadas en los diversos oficios. Conseguir un sastre o un encuadernador es de una altísima dificultad. Si empezarán a crecer además cambiaría un paradigma de la educación, porque el jovencito que sale del secundario va a tener la seguridad de que un oficio no va a prometerle sólo un artesanato, sino que también va a conseguir un lugar en la sociedad y no va a quedar desplazado", teoriza.

El célebre diseñador argentino, Ronald Shakespear, otro invitado estrella de la cumbre, que cuenta con una reconocida trayectoria, opina que el diseño en América Latina ha logrado una consolidación importante gracias al empeño de numerosos profesionales y escuelas, pese a las cambiantes reglas del juego económico y social. "Los centenares de egresados de las Escuelas Superiores de Diseño tendrán un rol preponderante en la modificación del panorama diario, en su transformación. Finalmente, ellos serán también receptores de ese cambio. La educación visual es de todos modos la única alternativa de controlar el paisaje público. El diseño está instalado en la sociedad. Es un activo fijo. El nivel académico tiene mucho que ver con esto", cuenta. Y agrega que las diversas incumbencias profesionales establecen un marco de inserción mucho más amplio que en el pasado porque el diseño cambió.

Shakespear asegura que los graduados de las carreras de diseño -las pioneras La Plata, Mendoza y la UBA y más recientemente otras universidades-, crecen en un claustro masivo, público y democrático, que es la réplica fiel de la sociedad. Y que nadie es más idóneo que ellos para interpretar esa sociedad que los graduados. "Ellos saben que nuestro oficio está enajenado pero saben también que el espacio existe y están ocupándolo. Son ellos quienes van a contribuir con fuerza a la educación visual de la comunidad, procurando un mejor paisaje para el hombre. La polución visual que reina en el escenario público se debe fundamentalmente al descontrol y al desmedido afán de lucro. Ese es el desafío", concluye Shakespear.
Publicada en Clarín

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